Friday, August 11, 2006

ahogado en un bar

Llovió y llovió como en una canción de Maná donde simpre llueve y no hay cantinas sino bares y no hay putas sino mariposas traicioneras. El peor desastre pluvial desde hace cincuenta años según las noticias. A pesar de eso y de atestiguar por mi propia cuenta las inundaciones, las calles debordadas y los autos hundidos me dio la impresión de que todo sucedía en otra parte, uno de esos lugares que salen en las noticias y que no tienen nada que ver conmigo. En la incomodidad de mi casa no tuve otra opción que sentarme a cenar viendo las noticias y platicar con mi hermano de fútbol, de películas y de Mullholland Drive mientras a Anapra se lo llevaba el Diablo. Sin embargo las predicciones más catastróficas no se cumplieron y la ciudad ha vuelto a su ritmo normal (con mayor número de baches claro), el calor sigue fundiéndonos, ejecutaron otros dos, se estrenó Garfield, las obras siguen pasivas e interminables. No llegó el diluvio esperado pero por lo menos salimos en las noticias con López Doriga. La lluvia sirvió tambien para evidenciar aún más la torpeza de los noticieros televisivos que siguen hundidos en agues más profundas, que se atreven a comentar subjetivamente sin recursos más allá de "tome sus precauciones" y "esto es un desastre". Seguramente la frase favorita de los conductores de estos noticieros es "Dónde están las autoridades".
Sigo esperando en mi casa que las nubes regresen, que llueva nuevamente, que primero caiga un rayo sobre el canal 56 y una tromba desaparezca el cabal cinco, que después el río se lleve mi casa a otro lugar donde sigan habiendo ejecutados, violaciones, robo y tragafuegos en las esquinas, pero sin television local.

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