Friday, January 25, 2008

Regreso a la escena del crímen

Como un mal hábito, como un lugar común, el asesino siempre regresa a la escena del crimen. Ayer, mientras me cortaba el pelo cerca de la casa, las novelas comenzaron a fluir en el televisor de la estilista. Su hermana menor pintándose las uñas, empezó a exclamar "aahh" "híjole" " no manches" "jajaja" en cada escena. Era una novela donde para variar, la protagonista es plantada en el altar por el novio que la noche anterior, según el resumen que dieron, le habían echado algo a la bebida para luego abandonarlo en algún lugar desierto e incomunicado. El tipo despierta desesperado y se pone a gritar el nombre de la chica en medio de la nada (seguramente el actor mientras gritaba pensaba "que pinche escena tan estupida es esta, pero de aquí me voy con Salma Hayek). Finalmente consigue acercarse lo suficiente -luego de pedir dinero en una esquina y ayudar a subir cajas en un camión- como para acceder a un telefono. En una escena anterior, los villanos, regodeándose en maldad, todos apilados en una oficina bastante tetrica, mientras despiden sonrisas macabras, informan que han desconectado los telefonos de la hacienda para que el tipo no pueda comunicarse. El protagonista llama por telefono y claro nadie le contesta y luego dice en voz alta: "diablos y yo que no se los numeros de celular de mi papa y hermanos porque estan guardados en la memoria del mío". En realidad uno hubiera dicho "hijo de su pinche madre, yo con esta cruda y no le puedo hablar a nadie, no mames y apenas esta noche cenaba pancho y esta pinche vieja se me va ir viva, tan dispuesto que estaba yo a casarme con tal de comerme ese quesito" porque desde luego, la protagonista es un bombón. Ya entrado en mis reflexiones, fui más allá, finalmente, el corte iba para largo. Me pregunto que pinche plan tan más macuarro fue ese de tirarlo en el desierto y cortar el telefono de la hacienda para que no puediera llamar y evitar con esto la boda. Qué tipo de antagonistas vale pito son esos que ni siquiera lo encajuelaron, secuestraron o le pusieron una chinga. O sea que un guey rico que se pierde el unico lugar al que puede acudir es a su jefe, no tiene amigos ni amantes ni conocidos de su jefe. Y luego a nadie se le ocurre buscar al novio hasta que es la mera hora de la boda y mucho menos se dieron cuenta que los pinches telefonos no funcionaban. Ya pasadas como tres horas de aquello el hermano del protagonista va con el policia del pueblo y este le informa que necesitan pasar algunas horas para poder declararlo desparecido e iniciar la busqueda. Que no mamen, en la realidad el comandante hubiera salido en chinga en cuanto le tronaran los dedos los dueños de la hacienda, ya ni la chingan. Luego llega la escena del cliché: la protagonista bañada en llanto, con el vestido de novia todavía, le dice a su papá: me parece que estoy en una pesadilla de la cual no puedo despertar, y entonces a la hermana de la estilista casi se le cae la boca con esa frase como si nunca en su corta vida hubiera escuchado esa misma frase trillada. Más tarde, la chica todavía vestida de novia plantada, descubre una carta simplona en su cama donde supuestamente el galán le dice que lo perdone pero que no se puede casar con ella y el clasico rollo pendejo que solo a un supervillano de lo más chafa y estúpido se le puede ocurrir. La hermana de la estilista casi llora con esa escena. Entonces me doy cuenta que la estilista ya casi me llevaba al rape y le digo no así ya dejalo. No se ve muy disparejo? Le pregunté, y me dijo bueno si lo quiere más largo si va a ser un problema pero si lo quiere más corto entonces no hay tos. Asi que le conteste "así esta bien". Total que igual que la vez pasada que la estilista tenía su novela ni cuenta me d¡ como me cortaron el cabello, pero me percaté de algo mientras abandonaba el lugar: que las novelas son como el asesino, siempre regresan al lugar del crímen.

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