Tuesday, December 18, 2007

ding-dong-dang

El Cardenal Norberto Rivera aprovechó en su mensaje de navidad en la cárcel de Santa Martha, para criticar a esos medios de comunicación que deshacen la fama de cualquiera aunque sean inocentes. Luego rectifico diciendo que solo algunos, no todos, recurren a esta estrategia. Igual que solo algunos sacerdotes, no todos, son pederastas. Como siempre, desde el púlpito la verdad se dice a medias. Le faltó decir que califica de prostitutos de la información solo a aquellos medios que lo exponen como encubridor de sacerdotes violadores, que le reclaman la incitación a la violencia en sus pleitos con el PRD y su apoyo incondicional al gobierno de Felipe Calderón. Por supuesto se aprovecha de la bondad de los mexicanos que en estas fechas especialmente les vale gorro cuanto nos hemos pisoteado unos con otros y solo esperan pasar en familia sin importar lo que venga mañana. No es una actitud criticable, después de todo durante los demás días del año nos ocuparemos de nuestras tristezas y frustraciones. Sin embargo, muchas veces hace falta pelear, aún por cosas sencillas. Algunas veces defender nuestros derechos o por lo menos morirnos en el intento de defenderlos nos devuelve nuestra condición de seres humanos. Esa apatía a levantarnos en contra de las injusticias les ha dado el método perfecto a nuestros gobernantes (incluso los espirituales) de someternos en su beneficio, conocedores de nuestras ineficaces revueltas (revolución, independencia, guerra cristera) y sabedores que el mexicano esta atado a sus raíces y creencias. Incluso en el trabajo nos hacen creer que somos invisibles. Nos dan un reglamento de trabajo, imponen reglas y las seguimos sin chistar. En alguna parte del mundo un grupo de trabajadores realiza una huelga y los vemos como oportunistas, cuando realmente quisiéramos ser parte de esa huelga y dignificar nuestro estatus de humanos, nuestros derechos fundamentales. Por qué seguimos manteniendo esa idea de que todo marcha más o menos si el sueldo que nos proporcionan nuestros empleadores no es suficiente para lo que queremos? Nos hemos olvidado de qué queremos y sobrevivimos de sacrificios, de trabajos que no queremos hacer, de obligaciones que no queremos y a cambio ese líder espiritual llamado Norberto Rivera se atreve a salir en público para sermonear al pueblo. no conformes con el sacrificio diario todavía nos imponen penitencia. No cabe duda que al perro más flaco se le cargan las pulgas.

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