Portishead

nada turbó entonces mi sueño, ni los soldados disparando entre la ciudad casi en ruinas, ni los niños despezados en Sarajevo ni los policias asaltantes ni los minúsculos pedazos de piernas, brazos, manos tiradas sobre las calles en llamas. Comencé a soñar con un tigre que devora ancianos en un centro comercial junto a las últimas notas de "strangers" que reproducía mi vecino del concierto en vivo desde NY de Portishead, el mismo vecino que por las madrugadas he descubierto, atraviesa la ciudad para hacer compras nocturnas en el SMART