Friday, September 15, 2006

al auto rabioso

Supongo que hay mucha ira en mi, mucha ira y mucha rabia pero supongo también que hay mucha estupidez en la gente que me rodea. Mi compañero de patrulla se llama Miguel y es un pendejo que se la pasa viendome las piernas, rascándose la verga y tragando burros. A veces el muy imbécil quiere comentar de politíca y de su boca sale mierda pura, ni siquiera la procesa, no la escoje, es cien por ciento mierda. Regularmente salimos a buscar asesinos, ladrones, violadores (soy feminista por supuesto) pero nada de eso existe o por lo menos hacemos que no existe, detenemos algun cabrón y le bajamos lana luego detenemos una puta y Miguel se la coje y luego la deja ir no sin antes bajarle para la comida. Pero esta noche es distinta. Hace unas cuadras vimos acelerar el auto rojo que se ha visto involucrado en los asesinatos recientes, un auto salido de la novela de Stephen King. Yo le he puesto Christine y al pendejo de Miguel le dió risa y casi se atraganta con su pinche burro, claro que ni siquiera sabe de novelas de terror, yo soy una aficionada al genéro de terror y claro soy solterona y tengo mas de treinta.
Perseguimos al auto que cruza veloz entre la niebla, sobre las banquetas rajadas de grietas, a través del humo de las alcantarillas y en su paso va atropellando personas como si fueran bolos (muy mala analaogía). "Pisale" dice Miguel. Le miro es rostro, ese rostro tallado de estupidez. "Qué crees que hago hijo de tu pinche madre" le contestó. "Bajalé, o te reporto en la comandancia" responde y yo le digo "Calláte pinche puñal, por eso te dejo tu vieja por impotente, pendejo, imbécil hijo de la chingada, y por meterte con un maricón". "No era un maricón, era un travesty y muy guapa…"sigue diciendo pero ya no lo escucho, me concentro únicamente en alcanzar al carro del Diablo pero parece imposible. Sorpresivamente se detiene y da la vuelta, enciende las luces altas y me reta, me reta el cabrón. Yo sonrió y luego Miguel sale del carro diciendo que va a rodearlo por el otro lado y no se que pendejadas más. Como es lógico el auto rojo lo hace mierda, lo embarrra una y otra vez y le aplasta la cabeza y cada hueso de su estúpida existencia. Acelero y embisto el auto haciendolo dar vueltas hasta arrinconarlo en un muro, luego el muro cede y al auto cae por el barranco despeñándose, dando vueltas hasta llegar al fondo. Me bajo del carro y miró su última escena mientras explota. Me devuelvo al auto y meto reversa, luego sigo el deambular por la ciudad. Sigo sintiendo furia en mi ser pero no tanto, por lo menos el auto se ha encargado del pendejo de mi compañero y siento que no sera la última vez que vea al auto rabioso. Por mi parte la ira seguirá en mi hasta nuestro próximo encuentro.

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