Friday, September 14, 2007

unidad

Tu compañía me invade como el miedo a la gente, igual que esas mañanas incomodas en el elevador de la oficina con gente que conoces pero desconoces del todo. Estás conmigo, amenazante, me recuerdas mis días de infancia en la frontera, lamiendo las heridas junto a un perro muerto. Tus ojos se abren ante mi distancia, en la cocina una taza de café se enfría, allá afuera miles y miles buscan su propia guerra, aquí dentro nuestra tregua se queda en el sartén, en el desayuno caliente, en las camisas limpias y en el perfume de tu cuerpo bajo la regadera. Afuera la gente muere bajo los escombros de un terremoto, aplastados en la autopista, hechos añicos tras una explosión, con un disparo en la cajuela de un auto, hay tan poco espacio para la muerte en miles de kilómetros. Contigo el cuarto se hace grande, enorme. Las paredes se recorren como el telón del teatro, tu figura se abre espacio entre los muebles y los mosaicos. Hemos peleado tanto, discutiendo por cosas que no merecen argumento, hundidos en la rutina respirando la agonía de nuestras treguas. Sabemos que ésta vida no es de finales. Eres la imagen de Dios, temo de ti pero me aferro a tus brazos como un niño mutilado.

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home