El Capitán salió a la Juárez y los micros tomaron el barco

Leyendo a Bukowski me doy cuenta que lo que más me gusta es rascarme los sobacos. Yo al igual que él, lucho cada día por ese minuto para cortarme las uñas de los pies y por esa hora única que tanto anhelan los oficinistas y las amas de casa. No podría decir que mi vida ha sido desperdiciada porque ni siquiera he llegado a eso. Sin embargo estoy consciente que existen seres humanos más despreciables que yo, como aquellos que no compran dvd’s piratas porque vieron un commercial en la tele o que piensan que su jefe es tambien su amigo. No conozco mucho de escritores locales pero no perdería mi tiempo hablando mal o bien de ellos, simplemente no los leo. A unos amigos les hubiera gustado que fuera futbolista, que anotara goles y que siempre ante cualquier circunstancia dijera que el America es el número uno, así habría obtenido su respeto y me invitarían una cervez la cual no he podido conseguir a pesae de mis multiples esfuerzos y mis limitadas hábilidades. Escribo en el blog porque esta mañana no alcancé a almorzar en la cafeteria del trabajo, llegué, me paré como un tonto y fui al cajero buscando que naide lo notara pero de todas formas nadie se había fijado en mí.